top of page
Maria Rodriguez Serrano

Tres principios para fundamentar bien tu proyecto de negocio

Emprender un negocio es también emprender un proyecto de vida. Cuando te planteas

emprender tu proyecto sabes que te supondrá un esfuerzo extra y por ello necesitarás tener

una buena razón para hacerlo y tenerla bien fundamentada. Sin este “para qué” es difícil

mantenerse y tener éxito con tu negocio. Es lo que algunas culturas llaman la visión, el

propósito o los japoneses el IKIGAI, tu razón de ser.


La importancia de seguir tus sueños


Hay tres principios que te dirán si tu idea está bien fundamentada, si tu proyecto tiene posibilidades de llegar a buen puerto.



1. Que tenga que ver con tu historia. Es esencial que el proyecto tenga que ver contigo, con algo que te pertenece. Los negocios de éxito, las ideas que funcionan, no son una ocurrencia del último minuto, son algo que se ha manifestado en tu vida a lo largo de los años de múltiples formas; algún libro que nos influyó, alguna película, un viaje inspirador, personas que fueron importantes para nosotras, cosas que te han pasado, que te están pasando y que seguramente va a seguir pasándote aunque no emprendas.


Se trata de un ejercicio de autoconocimiento. La gente que permanece y consolida sus proyectos emprendedores es gente que ha tenido esta lucidez de conocerse en lo profundo, de ver que es lo que se repite de forma significativa en sus vidas y darle formato de proyecto de vida, de proyecto de negocio. Reconocer esos temas que te motivan, que te hacen levantarte con otro tipo de energía.



2. Que tenga que ver con los demás. Cuando la gran beneficiada de tu idea es la comunidad. Tu eres un instrumento, una herramienta, y vas a aportar tu talento para ofrecer una solución, que suele responder a un dolor del mundo. Aunque económicamente tu eres la beneficiada, pues es tu negocio, generas también un gran valor para la sociedad.


3. Que tenga un componente utópico de inmensidad. Los proyectos que nos mueven suelen ser bastante inmensos o así los sentimos. Te hacen preguntarte a menudo ¿Cómo yo siendo tan chiquita puedo responder a toda esa demanda? Paradójicamente, esa sensación de inesabilidad también es un componente esencial de un propósito sólido. Te dará un horizonte al que mirar y seguramente te vas a encontrar mucha compañía en el viaje, muchas personas que miran al mismo horizonte y estarán dispuestas a colaborar contigo. El camino no va a ser tan solitario como piensas si estás abierta a la colaboración.



Si tienes estos tres atributos fundamentales para que cuando te levantes puedas y le pongas las ganas, ya puedes soñar.


A mi me ha llevado media vida encontrar mi razón de ser, pero ahí estaba resonando, repitiendose en mi vida. Se me da bien ayudar a otras personas a conseguir hacer realidad sus sueños, sus proyectos de negocio. A sacar lo mejor de ellas, a ayudarlas a entender cómo su idea conecta con otras, y cómo esto puede hacerla llegar más lejos. Se me da bien enseñar, vengo de una familia de docentes, llevo la educación en mis genes, llevo toda la vida haciéndolo y creo que es la base de todo cambio, de la necesaria evolución social. No hay futuro sin educación y más para las mujeres. Estoy cansada de ver lo difícil que son las cosas para la mitad de la humanidad.


Por eso una escuela de negocios, porque no se nace empresaria, se aprende. Y además siempre hay que seguir aprendiendo porque todo cambia muy rápidamente. Las escuelas de negocios actuales tienen un espíritu fundamentalmente masculino y no terminan de superar los principios del capitalismo tradicional. Necesitamos abrir las mentes y para ello nada mejor que incluir la mirada violeta, femenina, generadora de vida. Es necesario generar riqueza que también fomente la equidad y no perpetúe la injusticia social ni las desigualdades.


Amo la naturaleza profundamente, me siento conectada a ella a pesar de haber nacido en una ciudad. Mi abuelo me enseñó a amarla y a respetarla, a sentir que somos parte de ella y que debemos cuidarla, que nuestras raíces están en el pueblo, en la tierra, por eso mi necesidad de impulsar negocios sostenibles y de revivir los pueblos. Se puede generar riqueza sin destruir el planeta. La pandemia nos ha hecho enfrentarnos a lo absurdo que puede llegar a ser la vida en las ciudades, aislados de la naturaleza, millones de personas concentradas en un pequeño territorio, sin espacio vital, sin horizontes, sólo una pequeña parcela de aire para respirar. Cuanto mundo despoblado, con paisajes maravillosos y un pequeño mundo superpoblado y agobiado. Tendremos que volver a repartirnos si queremos que este planeta sobreviva.


Este es mi propósito inesible, inmenso y motivador, una escuela de negocios para “agitadoras rurales”, mujeres que quieren emprender de forma sostenible y vivir en medios rurales. Tengo la suerte de compartir este sueño con tres personas más, maravillosas, Cristina, Juan Carlos y Fernando. Juntos estamos, somos “Como una Cabra”.


¿Cúal es tu sueño?



 

Si quieres saber más, síguenos en RRSS:


141 visualizaciones0 comentarios

Comments


bottom of page